Todas las lágrimas derramadas
no tienen por qué ser amargas.
Algunas las provoca el gozo,
otras sucumben
ante una sencilla mirada.
Muchas saltan de risa,
o lloran de pánico.
Otras lavan pecados
y destilan placeres.
También manan por frío
o las puede despertar el viento.
La belleza no las puede dominar,
el horror las puede alterar.
Tenemos las que desaguan recuerdos
o las que contienen ilusiones.
Y si te paras y piensas...,
aunque hayas vertido todo un mar
verás que las lágrimas lloradas
pueden haber sido muchas,
pero no todas han sido amargas.
...
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