miércoles, 23 de noviembre de 2011

Mi firma



Olvida que pasé por tu vida,

piensa que sólo he dejado un borrón,

no busques en ella mi firma,

nunca ha estado presente el autor.

¿Por qué has esperado a que crezcan las flores?,

de mi yermo jardín,

¡te avisé!, "sólo medran las secas",

no busques en ellas color.

Sé que los hombros aguantarán

el peso de todo el camino

porque, volar pueden mis alas

y mis pies buscarán tropezar,

para ir labrando un gran surco

..., y en ese..., en ese,

sí he de firmar.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

El juego



Mantener una conversación con alguien tan atípico no era frecuente y sería divertido, al menos eso fue lo que pensó en aquel momento. Pero lo que ella desconocía, es que ese hombre marcaría un antes y un después en todo lo referente a su vida.


A ambos les gustaba escribir, quizá fuera por su amor a las letras o por una imperiosa necesidad de gritar anhelos y deseos con trazos de tinta o, más bien, por la simple curiosidad malsana de intentar descifrar mentes ajenas y ahondar en corazones heridos, pero el hecho, es que comenzaron a forjar un extraño vínculo.

En un principio todo carecía de sentido, era un sencillo ejercicio en el que solamente se transmitían palabras sueltas y frases inconexas, con el fin de intercambiar opiniones. Pero poco a poco fue variando, hasta convertirse en una especie de proceso reflexivo, para adquirir conciencia del propio yo y valorar la propia autoestima, así, como conocer la fortaleza de la misma.

Transcurridos unos día de profunda y severa interacción individual, se llegó a una serie de acuerdos; cada uno escribiría un relato propio, su relato, y se lo entregaría al otro. Ambas narraciones tendrían un solo lector, puesto que se mantendrían en el anonimato y ocultas para el resto del mundo.

Con este pacto, comenzaba un tortuoso juego....

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