sábado, 26 de junio de 2010

¿Dónde estamos?



¿Vamos allá?

¿Dónde estaré y qué son todos esos bloques?.

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domingo, 20 de junio de 2010

Otra carta al abismo.


En esta racha(por llamarla de algún modo), de mi vida..., me siento desorientada, perdida. Quiero caminar hacia delante, porque soy consciente de que es el curso natural del tiempo. Pero siento que mis pies están heridos, sangrantes, dolidos. Y aunque camine despacio, me cuesta avanzar, me duele hacerlo..., pero aún así voy recorriendo, progresando, adelantando, avanzando camino...

Entonces intento agudizar mis sentidos e intento oír, pero mis oídos ya no quieren escuchar, abro bien los ojos para mirar, pero he estado ciega demasiado tiempo y ya no sé, ver.

Mi cerebro ha decido olvidar el tacto de tus manos, la fragancia de tu piel y el sabor de tus labios.,

Y sí..., es cierto, amar duele..., pero el cuerpo humano es mucho más fuerte de lo que nadie es capaz de imaginar, y ya he comenzado a perderte el la memoria mientras lamo mis heridas.
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jueves, 17 de junio de 2010

¿Dónde estamos?



¿Continuamos jugando?.

Pues bien..., esta vez iré dando pequeñas pistas, hasta que averigüéis dónde he tomado estas dos fotos. Porque soy consciente de la dificultad que supone, viendo una simple fachada.

-Primera pista: estoy en Amsterdam.
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domingo, 13 de junio de 2010

¿Dónde estamos?

¿Jugamos?

A ver quién me sabe decir, dónde he tomado esta foto.

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lunes, 7 de junio de 2010

No he pedido ser



Yo no he pedido ser el motor de tus manos,

ni el castigo de mis pasos.

Ser fuego en tus ojos,

sombra en la mirada,

y humeral en el rostro.

Yo no he pedido ser

cántaro de agua atrapada

con olvido en el alma

y rectitud temprana.

Yo no he pedido ser

alimento para tus labios,

tablero en tus juegos,

ni espejo de miedos.

Yo no he pedido ser

manta de cálido abrigo

para arropar tu alma,

ni llameante lengua de hielo

con la que aplacar tu fuego.

Yo no he pedido ser...

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viernes, 4 de junio de 2010

Horizonte




Horizonte


En una tarde clara y amplia como el hastío,

cuando su lanza blande el tórrido verano,

copiaban el fantasma de un grave sueño mío

mil sombras en teoría, enhiestas sobre el llano.

La gloria del ocaso era purpúreo espejo,

era un cristal de llamas, que al infinito viejo

iba arrojando el grave soñar de la llanura...

Y yo sentí la espuela sonora de mi paso

repercutir lejana en el sangriento ocaso,

y más allá, la alegre canción de un alma pura.

(poema de Antonio Machado)

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