lunes, 4 de enero de 2010

El juego (I)


Ella quería jugar, mientras le envolvía de forma tortuosa en sus redes.
En ese momento era uno más, un simple peón en el tablero de la vida que ella podía dominar a su antojo.
Quería tenerla, necesitaba saber quien era realmente, pero cuando creía acercarse hasta casi tocarla, ésta se escapaba como humo entre los dedos.
Y reía, siempre reía dejando una estela de mágicos sonidos cuando se alejaba.
¿Se reía de él?, ¿se reía de ellos? o quizá simplemente se sentía feliz.
Era incapaz de encasillar, de encontrarle un perfil a aquella mujer, y eso la hacía más atípica, más apetecible, más encantadora, más inaccesiblemente malvada y extraña, lo cuál enaltecía sus sentidos.
Le había cautivado.
Por su vida habían pasado un sin fin de jugadores anónimos y sin nombre, de buenos competidores..., innumerables seres cargados de problemas, fantasías, deseos y placeres. Pero a ella la sentía especial aunque siempre se empeñase en recordarle que todos tenemos ese punto singular que nos hace únicos e irrepetibles.
Ahora habían cambiado las tornas, hacía años que creía conocer el tablero de la vida, pero aquella dama estaba descuadrando todo lo que pensaba certero.
Estaba desconcertado y perdido.
Y en ese momento de incertidumbre llegó a su mente una célebre frase de Carlo Dossi - los locos abren los caminos que más tarde recorren los sabios.
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continuará...
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