lunes, 28 de febrero de 2011

Si tuviésemos la fuerza suficiente

Si tuviésemos la fuerza suficiente

para apretar como es debido un trozo de madera

sólo nos quedaría entre las manos



un poco de tierra.



Y si tuviésemos más fuerza todavía

para presionar con toda la dureza

esa tierra, sólo nos quedaría

entre las manos un poco de agua.


Y si fuese posible aún

oprimir ese agua,


Ya no nos quedaría entre las manos

nada
...
Poema de Ángel González, poeta, catedrático y ensayista, nacido en Oviedo en 1922.

jueves, 17 de febrero de 2011

¿............................................?


Se encontraba navegando por esos mundos mágicos de internet. Le gustaba en gran medida, visitar los blog de arte y poesía. Pensaba que era un buen lugar para desconectar de la rutina diaria.

Entre las innumerables publicaciones, encontró una que le llamó, con fuerza, la atención. No disponía de perfil y carecía de cualquier rastro de imágenes, títulos o subrayados, Era un blog, por extremo, austero y carente de color. En él, sólo había letras negras sobre fondo blanco. Las frases daban la sensación de estar prensadas, y su lectura resultaba muy complicada, no por un mal uso del lenguaje, sino, porque el espacio entre las letras era escaso. Con interlineado ínfimo y una disposición de texto perfectamente justificada a los márgenes izquierdo y derecho, no había un solo espacio libre. Sin ninguna duda, un orden cabal y homogéneo. Pero los ojos sufrían, mientras evitaban perderse dentro de un texto aglomerado.

En el enunciado podían leerse cinco palabras, seguidas de lo que parecía una dirección de correo electrónico:

"Aunque me busques, no entenderás:plokfqaxlreasfjgoief@gmail.com"

Al instante, en el renglón siguiente, se daba inicio a un extraño relato. De fuerte contenido erótico y muy bien documentado históricamente, versaba sobre la vida de un cazador de ciervos, durante la época de la posguerra en España.

"En fechas de doble moral, con mucho miedo y poco pan...", comenzaba diciendo el escrito.

-Buena historia.-, pensó Anna, en voz alta.

Esa noche le costó conciliar el sueño. Su mente continuaba enfrascada dentro de las colmadas frases que había leído hacía unas horas.


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Nota: Estas líneas son el comienzo del libro que intento escribir, ya tengo algunas páginas. No habrá más publicaciones en el blog con referencia a él, siquiera he mostrado su título. Quizá me lleve todo un año, porque el tiempo del que dispongo para ello, es escaso.

El resto de publicaciones seguirán como siempre.

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martes, 8 de febrero de 2011

Impresiones impresas.


Manoseando las letras, a veces, lo único que consigo es manchar las palabras.

¿Por qué es tan costoso escribir?, cuando el sentir nace del alma.

¿Vergüenza?, no, no creo.

Quizá mi conocimiento de la lengua sea escaso..., o pudiera ser que las representaciones gráficas se enmarañen entre sí, hasta generar trabazones en las frases.

Desde luego que todo ha de tener su ritmo, pero..., ¡ya frustrada!, compruebo que mi oratoria danza sin pareja y no encuentro prenda alguna para adornarla, mientras intento orquestar un soliloquio que gira solo.

Y luego, ¡la composición es tan clara!..., eso sí, dentro de mi cabeza.

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miércoles, 2 de febrero de 2011

¿Gaudí?






Curiosamente, Gaudí jamás pisó Cappadocia,
al menos con sus pies,
pero atrapó los valles..., con un roce de su mente.
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