lunes, 18 de diciembre de 2017

GUERRA

17 Julio 1937 - 1 Abril 1939


Escribo desde el dolor y la rabia.


Llevo ceñidos a mi espalda aquellos interminables días con sus agónicas noches, el tiempo pesa como una losa en mi frente, he cargado con demasiado miedo y poco pan.


El zumbido de "chatos" y "moscas" surcando peligrosamente el cielo frente a la aviación franquista, perfora los oídos a modo de taladro.
Las nubes turbias por la destrucción escuecen hasta profundizar en garganta y ojos.
Jamás he dejado de sentir la metralla carcomiendo poco a poco mis huesos.


Frío pegajoso y húmedo, mezclado con sangre seca y olor a muerte.


Aún veo a mujeres ultrajadas, desnudas..., con sus vestidos rojos ardiendo.
A "rapadas" con hijos destetados, haciendo el paseíllo tras la obligada ingesta de aceite de ricino. Se burlaban, la gente se burlaba de ellas.
Por otra parte, también he sentido al llamado Terror Rojo quemando iglesias, fusilando curas,  violando monjas y torturando personas en defensa de la libertad, con la escusa de "represión" y así, no manchar su buen nombre humanista y democrático.


Peste a enfermedad y miseria, regado por el tufo rancio que despide la calculada venganza.


El absurdo del hombre, la maldad humana regida por el poder, la sumisión y el miedo.


Me asquea el género humano cuando no es capaz de molestarse en intentar dominar su propia ira.
A todos nos gusta creer que tenemos la razón absoluta con el único fin de obtener poder.


PODER, PODER, PODER, la meta inalcanzable.


Colores, bandos, banderas, en todos ellos veo al mismo perro con diferente collar.




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