jueves, 14 de enero de 2010

El juego (III), el principio...


Consiguieron verse. Y en ese momento ya no eran necesarios los ojos, incluso sobraban los cuerpos.

Se conocían desde el principio de los tiempos, habían labrado recuerdos mientras descubrían puertas que sólo pueden abrirse una vez, desplazaban adversidades, inventaban mundos en universos paralelos, eran partícipes y protagonistas en el juego más mágico y seductor de la historia jamás contada.

Un sentimiento de placer les inundó, habían conseguido desarmarse en pequeños fragmentos de invisible materia, no había nada terrenal, ni táctil..., solamente habían conservado su Yo interno, su alma, su energía.

Y cuando dos energías prácticamente iguales, en vez de repelerse se buscan para fusionarse, algo ocurre el universo.

Se formó una nube de polvo, y allí escondidos del ojo humano, una necesidad incontrolable hizo que uniesen sus almas, la temperatura se elevó al máximo y algo estalló en esa fusión..., su poder se multiplicó a todas las escalas liberando la luz más intensa e inagotable que se pueda imaginar.

Ya estaban juntos para siempre, jamás se separarían, estaban unidos por lazos indestructibles..., ambos eran uno, ambos formaban una fusión de energía.

Un parpadeo brillante nació en el cielo..., habían creado una estrella
...

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