miércoles, 23 de marzo de 2022

El tiempo, un constante martillo percutor.

Al fin y al cabo estaba aceptando una dudosa derrota. Y sí, me volví perezosa, antepuse mi interés propio a cualquier otro, lo admito. Más horas destinadas a mi persona, ¿cuál es el fin de tantos hijos?, esas semillas germinadas con tanto amor, coacción , descuido o  cuidado que crecen y comen sin control pidiendo a boca llena un día y otro y otro...
O feneciendo poco a poco, mientras se secan por dentro y por fuera; sin alimento o agua, apenas sin  respirar para no morir.
Nadie solicita nacer, la existencia es impuesta  de manera imprevista, inconsciente, meditada o egoista por el progenitor, progenitora o ambos.
De otro modo estaríamos extintos.
Es curioso todo el tema de perpetuar la especie, va adherido de forma intersticial al propio SER.

...

1 comentario: