lunes, 29 de marzo de 2010

Ovejas negras


Me lanzo al vacío sin alas..., sin aletas
y me pierdo en el abismo de palabras,
tus palabras.
Sabes que voy sin ninguna protección,
sin artilugio alguno que amortigüe el golpe
o me ayude a flotar.
Y ¡claro!..., tú dices que cuente desde uno hasta diez,
que respire profundo y después me arroje
a volar en tus frases,
a nadar entre tus letras.
Y mientras juegas con tus sueños
de féminas transparentes
y princesas de faldones encantados,
yo quiero ser ave
y flotar como un pez.
Ya no cuento números, estoy harta de contar...,
deseo ser el pájaro que surca tu cielo
y tener branquias para recorrer tu océano.
Luego sonríes, siempre sonríes...,
pero sabes que tengo razón
cuando digo que somos dos ovejas negras,
dos almas ausentes.
Y me tiendes la mano para invitarme a saltar
alegando que me amas,
pero nuestros ojos gritan
que ambos corazones jamás tendrán dueño...,
y por mucho que se esfuercen
volverán a perderse para ser libres.
...

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