domingo, 4 de octubre de 2009

Mohines

Shhh!, no hagas ruido, por favor- se dijo, a sí mismo.

Había ido a visitarla en la noche, mientras ella dormía...
Se encontraba de pié, al lado de su cama.
Observaba con suma atención y mirada felina, sin dejar escapar el mínimo detalle..., deleitándose simplemente por tenerla tan cerca.
La fragancia que difundía el cuerpo de la muchacha inundó sus sentidos y le hizo estremecer de deseo, mientras escuchaba aquella respiración pausada y tranquila.
La mirada quedó prendida en aquel rostro suave y nacarino, casi etéreo, los cabellos sedosos y trigueños cubrían la almohada de forma alocada y desenvuelta.
La necesidad era tal, que estuvo a punto de rozarla con sus dedos, una leve caricia,
pero no,
no podía hacerlo, temía despertarla,
aún no...
Se encontraba cubierta por una fina sábana de seda verde mar, que delineaba el contorno de su cuerpo.
Y él ..., pidió, incluso suplicó, que estuviese desnuda debajo de aquella tela.
La figura casi perfecta de la joven, volvió a azotar sus instintos primarios.
No,
aún no,
incluso sabiendo que ella le esperaba,
no quería interrumpir su sueño... y se marchó.
...

1 comentario:

  1. Me a gustado y sobre todo el final,Al no quererla despertar,por no interrumpir su sueño o tambien sus sueños

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