martes, 20 de octubre de 2009

El hombre mágico

Le gustaba caminar despacio, muy despacio..., dejándose acariciar los pies descalzos por la cálida madera de su cuarto mientras medía sus lentos pasos.

Estaba intranquilo y nervioso, si todo salía según lo planeado hoy terminaría su dolor y la necesidad incontrolable que le embargaba.

Volvería a reencontrarse con ella y esta vez sí la iba a despertar. Era incapaz de dominar, de controlar su deseo.

Cerró los ojos y se dijo que ya era hora.

Haría su último viaje a una especie de universo paralelo, a un lugar mágico y conocido para él, aunque ignorado para el resto del mundo, su espacio intemporal, extraño y único.
Él tenía su don, su poder, su regalo como le gustaba llamarlo y aún disponía de fuerza suficiente para hacerlo de nuevo, una vez más, una más..., un último viaje y ésta vez sería el definitivo, de lo contrario se abandonaría para dejarse morir.

Se quedaría con ella, la había encontrado y hacía mucho tiempo que su búsqueda estaba conclusa, sabía que ella le esperaba, sabía que era ella a quien había buscado toda la vida, sabía que ella le entendería y compartiría con ella su magia, su secreto, su don...

¡¡¡Cómo la amo!!!

Concentrado llamó a su poder, conocía el dolor tan inmenso que ésto producía en su cuerpo, en su mente y en su alma.

Se sentía morir o volver a nacer, en ese estado extremo del sufrir.

Ahora era incapaz de ver, ya no podía oír, sus sentidos comenzaban a atrofiarse, dejando como sombra un padecer que sobrepasaba los límites de lo inimaginable.

Se había desprendido del cuerpo. El viaje había comenzado...

...

No hay comentarios:

Publicar un comentario