domingo, 1 de febrero de 2009

La cajita de hueso


Dorinda tenía una cajita de hueso, que recordaba de siempre.

En innumerables ocasiones, le había preguntado a su madre sobre la procedencia de la caja y siempre obtenía un "con el tiempo lo sabrás", como respuesta.

En su séptimo cumpleaños llegó a la conclusión de que habían nacido juntas.

Hubo una época en su joven vida, que aumentó el afán y las ganas de saber, sobre el contenido de aquel trozo de hueso tallado.

Pero según iba pasando el tiempo, su interés por la caja fue mermando, y poco a poco se había olvidado completamente de ella, porque comenzó a tener otro tipo de inquietudes, cientos de preguntas diferentes.

Quería aprender, necesitaba expandirse y crecer.

Una mañana llegó a su mente, el recuerdo errante de la caja.

Fue en su busca, para comprobar que la cajita de hueso, al igual que su mente estaba abierta. Entonces comprendió que había dejado de ser una niña, había madurado, ya estaba preparada para enfrentarse al mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario