martes, 1 de diciembre de 2009

y ella... contaba tréboles



Su cuerpo tembló, la voz flaqueó en un intento imposible al querer llamarle.

Sintió un dolor agudo en el pecho, una mezcla extraña de desesperación y placer al constatar que le amaba.

¡claro! que..., también podía perderle.

Así que intentó por todos los medios recuperar su olvidada indiferencia, esa barrera , esa fuerza, ese yelmo que hacía que se creyese protegida y ajena al dolor.

Pero en su habitación a solas y sin luz alguna, cuando inclinaba la cabeza sobre su almohada para entregarse al sueño, continuaba pronunciando aquel nombre en silencio.

La gran coraza que se había impuesto no hacía otra cosa, más que oprimir su corazón, su alma, su yo, su ser, su cuerpo..., mientras la minaba, la destrozaba por dentro.

Y de pronto saltó la barrera entre la existencia real y el mundo onírico y volvió a ser la niña pequeña que buscaba tréboles , y él la observaba, miraba desde su espacio intemporal y absurdo intentando alcanzarla.

Ya estaba preparado para contarle sus secretos, para compartir con ella su don, su poder, su magia, la enseñaría a jugar con las dimensiones, a viajar por el tiempo y el espacio...

Y ella enseñaría al hombre mágico a contar las hojas de los tréboles.

...

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