
Le gustaba caminar descalza, apreciando el cálido contacto de la madera en sus pies.
Solamente la cubría un fino picardías azul cielo. De pronto alguien llamó a la puerta y entonces recordó que la chica que tenía contratada para hacer las tareas domésticas, venía hoy.
Se apresuró veloz a vestir su cuerpo con la indumentaria que había llevado el día anterior. La había dejado tirada como a desgana, encima de una butaca al lado de la cama.
-¿Por qué no?.-dijo para sí- y optó por taparse el cuerpo, con tan solo, un tres cuartas negro en piel provisto de un cinturón, el cual, entalló a su estrecha cintura. Calzando unos altos tacones se dirigió a la puerta...
-Hola Laura, pasa, no recordaba que venías hoy.
La chica la miró sorprendida al ver su indumentaria.
-No, no, perdone, la he interrumpido, si quiere vengo otro día. Hablaba en un tono bajito, titubeante y avergonzado.
Jade que así se llamaba la dueña de la casa, encontraba sumamente tierna y apetecible a aquella jovencita, parecía tan frágil, débil y vulnerable que, a veces, azotaba en su líbido un deseo vehemente cada vez que la veía.
Sin mediar más palabras, dejó caer su chaqueta de piel al suelo y se desprendió de la ropa interior.
-Toma, póntelo, creo que llevas mi misma talla y quisiera verlo en tu cuerpo.
El conjunto de lencería, guardaba el calor de la piel y la humedad de su sexo. Olía a ella, y esa sensación provocó en Laura un golpe de extraño placer cuando lo tomó en sus pequeñas manos.
¡Venga! -dijo Jade- ¿a qué esperas?, desnúdate, no te voy a comer y le propinó un enérgico azote en el trasero...
Laura, un poco temblorosa, obedeció a los extraños deseos de su Señora. Se desnudó lentamente, para después cubrirse con aquella prenda transparente y mínima, llena de lacitos de raso. Se sentía como en un sueño, como si no fuera real todo aquello, pero cuando apreció, ahora en su sexo, que aquel picardías seguía mojado y caliente, se percató de la placentera realidad. Sentía que sus mejillas ardían, del mismo modo, que lo que se ocultaba entre sus piernas.
Jade, ahora, completamente desnuda y con solo aquellos zapatos de vértigo, se agachó para tomar del suelo la chaqueta negra, se envolvió en ella y cerró con fuerza el cinturón, mientras Laura la miraba con miedo, excitación y deseo.
-Sígueme detrás.- dijo Jade.- voy a enseñarte algunas cosas..., y volvió a golpear el firme trasero de Laura.
CONTINUARÁ.....(o no)