Un par de semanas antes de cumplir los cuarenta se examinó a sí misma y encontró en el pasado a una mujer anodina, sesgada y herida, percibiéndose como un mueble olvidado en un desván, retirado de los ojos de la gente..., uno de esos enseres estropeados que sirvieron en su día para decorar las casas y no se tiran a la basura porque continúan siendo hermosos, pero necesitan cientos de retoques para reparar los golpes y arañazos que han recibido con el transcurrir del tiempo.
Aún sin decir nada..., siempre supo las respuestas.
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