huecas.
Maldigo si es lento el pálpito escondido en el pecho.
Así no sé explotar, ni sentir o volar.
Mi memoria no ha olvidado danzar por los tejados desnuda y descalza.
¿recuerdas cuando era etérea y volaba?, ¿lo recuerdas?.
-.como las brujas.-, afirmaste arqueando las cejas.
Sí, sí, como las brujas.
Jugabas a deslizar cerezas por mi escote y te escondías bajo mis faldones de seda roja.
Siempre supe ir más allá de donde pueden llegar las piernas y ceñirlas a tu cintura,
me envolvía en ligueros de fino cuero para hacerte sangrar ríos de semen.
¿Recuerdas mis cabellos alborotados?.
.- ¡Como te gusta volar!.- volviste a afirmar sonriendo.
Sí, sí, como a las brujas
Sí, sí, como a las brujas
...
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