Aromas de finales de septiembre.
El soplo del viento estremece
con ternura los cañaverales
¡Mis ojos!, lo sé muy bien...,
he de recurrir a la astucia
y atraer tu mirada.
En eso pienso,
aquello era demasiado fuerte
Tal como preví y me temía, leí
en el umbral de tus besos
Ahora la brisa duerme,
apenas murmura.
...
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