- ¿Cuántos espejos he de atravesar aún?, ¿cuántas barreras me quedan por saltar?.
- Quizá...
- Dime, no titubees ente lo que ambos sabemos
- Eres tan encantadora y dulce cuando duermes
- ¡Mírame!, ¿duermo ahora?
- No
- Pues si estoy despierta, responde
- Sí, es cierto... Has sabido mantenerte firme y has traspasado puertas que se abren en contadas ocasiones y...
- Pero..., ¿estoy preparada para atravesar la tuya?
- Siempre ha estado abierta para ti, ma petite, eres tú quien teme entrar
- Porque intentaría fundirme en tu cuerpo y devorar tus labios
- ¿Es deseo?
- No, mon cher ami, ya no es deseo, il n´y a pas de doute..., es necesidad
- Has comenzado a entender
- Qui était l´homme qui est mort en tentant de sauver une personne tombée?
- ¡Jajjaja!!. Tienes tanta astucia, aún sin proponértelo.
- ¡Muack!!
Je ne sais pas... Es un diálogo enigmático. Puertas, espejos,...personas caídas...¿Es astucia?
ResponderEliminarEl Mirlo: Lo más cercano a la lógica que puedan contener estos diálogos, vive en la mente de cada lector, y claro está, en la mía propia como autora de los mismos.
ResponderEliminarYo sería capaz de atrevasar todos los espejos.
ResponderEliminarBesos.
Pedro Ojeda Escudero: Para mí, atravesar alguno de ellos, supone una ardua y dolorosa tarea.
ResponderEliminarUn abrazo