que avanzar es lento
y caminar
firma los pasos.
Que si se actúa
como obstáculo,
éste tiende
a ser retirado.
Que la ruta
es incierta,
pero también,
puede cambiarse.
Que el dolor
se calma y
las heridas se cierran.
Que las cicatrices
dejan huella,
pero están ahí,
para recordar.
Que se gana más
con una serena
sonrisa, que
con la suma de
muchos puños.
Que amar y odiar
se dan la mano
y van ligados.
Que la única forma
de ser libre,
es afrontar
el miedo.
Que la esencia
siempre impera,
más que
cualquier razón.
Que el deseo
es un impulso vehemente y
actúa sin reflexionar.
Que la piel,
a veces, se cubre
con lujuria de raso.
Que el gozo
es personal y
propio en cada individuo.
Que la vida
no se computa por años,
sino,
por intensidad.
Cuando mi memoria sepa que;
(...), (...), (...), (...)...,
quizá esté preparada
para comenzar
a aprender.
...
Está bien la poesía. Son como reflexiones muy filosóficas. Me ha gustado.
ResponderEliminar¿Y esa montaña tan hermosa? Se parece algo al Aramo.
ResponderEliminarEl Mirlo: Gracias. La fotografía es del Aramo, si la llego a poner en mi juego de ¿dónde estamos?, habrías sido el primero en acertar.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Ana María.- He visto tu comentario al post mío sobre algo referente al cerebro. Te contesto aquí porque es mśa posible que lo leas. Sí, creo que tienes razón. Creo que te refieres a algo así como la originalidad de cada uno, la personalidad, etc. y que eso viene "de fábrica", que no se adquiere. Cada uno es irrepetible, único. De eso yo estoy firmemente convencido. No somos meras máquinas de aprender. Bueno, sigue poniéndonos poesías... Saludos.
ResponderEliminarEl Mirlo: Y tú sigue sorprendiendo, para hacer pensar, con tu magnífico blog.
ResponderEliminarUn saludo