Extiendes tu mano para invitarme a saltar.
No hay protección alguna, ni siquiera una sencilla red que proteja el cuerpo del golpe.
Me muestro aquiescente, absorbida, inerte...
No pienso, ¿PARA QUÉ?, si ya es tarde.
Sé que dolerá, los impactos siempre duelen, sean de la índole que sean, aunque después las heridas cicatricen y dejen de sangrar.
Quizá encuentre cristales rotos cubiertos por fina seda.
Quizá caiga en un mar de dudas,
y voy sin barca ni remo sin saber nadar.
Quizá desafíe las fuerzas de la lógica y sufra de ingravidez.
La eterna proyección para validar un conocimiento: LA DUDA
Creo que se puede parar el tiempo...., creo incluso que puede volverse atrás. A veces dudo de la existencia de un efímero segundo y de la realidad del momento.
Pienso en tantas cosas que no quiero pensar, ni creer.
Mejor no pienso, ¿PARA QUÉ?.
Voy en una espiral, en un laberinto del cual la segunda vuelta absorbe a la primera.
Cadena de Fibonacci. Sé que puedo resultar pedante, pero me importa un pito, no soy culpable de la posible existencia de las cosas.
Así soy yo. No quiero cambiar mi forma de ser, sólo respeto la inevitable evolución de las cosas.
...
Ana María Pládena